Conceder a la poesía el espacio definitivo de confesión espiritual es un ejercicio de autoconocimiento. Es probable que de ahí se desprenda el miedo a la publicación. Pues es desnudarse frente a los demás, darles a conocer las manías personales y los miedos más concretos.
La noche es un componente central en todo ésto, pues es la habitación más silenciosa, donde se piensa e inventa la realidad que queremos y que hasta cierto punto se nos hace necesaria.
Con ustedes, mi primera colección poética recién publicada. Me siento extraño, pero también hay un cierto nivel de satisfacción. Agradezco a las personas que me han acompañado en la finalización de este trabajo.
El arte que acompaña al libro es de la grande y querida artista Elizabeth Torres. El prólogo, sugerente e inteligente es de mi queridísimo David Majano, ambos poetas incisivos con quien he habitado tiempos maravillosos. Agradezco a la vida haberme dado la oportunidad de hacer esta publicación y de tener gente tan infinita en mi vida.
Sin más que decirles, les cuento que aquí está este cuerpo pelado, esperando ser computado por vuestra observación.